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jueves, 19 de junio de 2014

La sábana fantasma, ese invento del diablo

Lo que para algunos es la panacea, yo la he bautizado como la sábana diabólica.



Hace una par de semanas, sin planearlo demasiado, de pronto nos dimos cuenta de que estábamos montando la cama en la habitación de Pintxo y que eso significaba que había que desmontar la cuna. Yo llevaba tiempo pensando en cómo quería que fuera la cama. Quería algo a ras del suelo y algo que pudiéramos hacer nosotros mismo. Teníamos el colchón y el somier en casa de mis padres y teníamos que montar un cabecero y una estructura para sujetar el colchón. Pues bien, nos pusimos con el cabecero, después la estructura y para tomar bien las medidas acabamos trayendo todo a casa y montándolo el mismo día.

Hasta ahora en la cuna Pintxo había dormido dentro de un saco, era la única manera de que no se destapara y al pasarle a la cama pensé que con la famosa sábana resolvería el problema del destape y de paso evitaría que se cayera aunque la altura es muy pequeña.

Pues bien, debe ser que nuestro niño se mueve y se retuerce como la niña del exorcista porque se hacía un ocho en cuestión de segundos, me lo encontraba hecho un churro antes de que se llegara a dormir y a oscuras era realmente complicado deshacer el entuerto.

Realmente no sé cómo pueden dormir los niños sin llegar a estrangularse porque con lo que se mueven normalmente es muy fácil hacerse un lío. El cuarto día por la mañana vi que tenía una marca roja en la zona del cuello que bajaba hacia la axila en forma de tirante. Me di cuenta que era debido a la presión de la sábana en una de esas posturas imposibles. En ese momento pensamos que ese método no era para nosotros. Hemos vuelto al saco de dormir y aunque ya son dos las veces en las que nos lo hemos encontrado en el suelo, hemos notado que duerme mejor, más libre y más agusto.

En fin, menos mal que en esto de la puericultura hay mil opciones y cada uno que elija lo que mejor le funciona.


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